lunes, 28 de septiembre de 2015

Lo que no se sabe


Lo que no sabes
es que al quererme
me salvarías. 
No sé si sabes
que esas rimas
hablaban de ti. 
Y yo no sé
si al no decirte
te mentí. 
Lee esto sabiendo
que te quiero
y que no te creí
porque todas esas cosas 
significaban mucho más
para mí. 

Jillian no escribe igual 
–a nadie–
desde que decidió alejarse. 
Tememos que no mientas
y que nunca vengas
y que no me salves. 
Me vendría bien equivocarme
y que sí, vinieras 
–mejor muy temprano 
que muy tarde–.

Notas de una niña confundida

Unos versos muertos.

10 de septiembre

Quiero salir de este océano
e irme corriendo.
Dejar pasar el tiempo
y volver para observarlo de lejos
porque aunque puede matarte
el mar es realmente bello.

14 de septiembre

Tienes el sabor ausente del té
y yo el fuerte del café.
–No lo cambies;
puedes echarlo a perder.–

Y aunque el té se toma caliente,
como el café,
frío suele ser más dulce.
Frío. Ausente.
Pero dulce.

•••

Eres inspiración perfecta;
cada beso
una metáfora que viene
y nunca regresa,
cada minuto a tu lado
los versos
que le dan forma a mi poema,
y lo que siento
con cada mirada
–de las que no mienten–
es esa sonrisa que todos tienen
después de su dura jornada.

17 de septiembre

Y el silencio que deja tu voz,
sepulcral como la diferencia
entre cero y uno,
entre sí y no
entre frío y calor,
dar la espalda y dar amor.

18 de septiembre

Llévate de viaje mis ganas de ti.

Libremente

No busques explicaciones.

Podría jurar
que los ángeles levantan
las comisuras de tus labios
cada vez que sonríes.
La espuma de mar parece
dar color a tus dientes
y las rosas envidian el color de tus labios,
–y de tu ruborizado rostro–
la arena el de tu piel
y el carbón el de tus ojos.

No regales a nadie ese don
de encontrarme en mi frustración,
ni la belleza en tu viva mirada,
ni la habilidad de contagiar alegría
con tu sonrisa.
Ésas cosas son sólo tuyas
aunque sin querer, de cierta forma,
las he hecho mías.

Ojalá un día encuentre
eso que llaman "bien"
escondido en tu piel.
Ojalá en la próxima vida
sea alguien diferente
que pueda cuidarte, quererte
y besar tu mano
libremente.

domingo, 13 de septiembre de 2015

¿Quién soy?

¿Quién soy para ti?
Esta noche, cuando te vi,
¿quién fui?
¿Quién soy cuando te sigo a todos lados?
¿Quién soy cuando canto
o te escribo algo?
¿Quién soy cuando te llamo?
¿Quién era yo entre tus brazos?
¿Quién era mientras besaba tus labios?
¿Quién era cuando estabas en el escenario?

¿Soy la misma
cuando estamos solos
y cuando nos ven los demás?
¿Quién soy porque quiero verte ya?
¿Quién soy cuando quiero ser más?

Duda

¿Qué tanto tenía que provocarme un vago simplón como para que le escribiera tantas cosas y todavía hoy, a lo que parecen años de que todo pasó, me encuentre esto? (Escrito en Diciembre del 2013)

No sé qué decir.
Ya no recuerdo que hago aquí.
Dices que soy demasiado para ti,
pero si fuera al menos un poco
de eso que me has hecho creer,
esto no pasaría;
no me sentiría así.

Dame tu amor.
¿Es tan difícil?
No digas 'no'
'cause it's not too easy.

¿Qué hice de más,
o me falta por hacer?
¿No valgo la pena?
¿Pienso al revés?
¿Qué es eso que no me deja tenerte?
¿Qué es?

No me digas,
¿se trata de moral,
o estándares de la sociedad?
Como si eso te importara.
Eres rebelde por naturaleza y no cambias.

¿Hay alguien más?
¿Te cansaste de mí ya?
Vamos, dilo
y te dejaré en paz;
no habría rencor,
si regresas da lo mismo,
pero ya nada será igual...
¿He esperado tanto para esto?
Creo que merezco más.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Qué triste


Qué triste
cuando la vida te toma por sorpresa
y, sin aviso, te recuerda
todo lo que va mal
y te desconcierta.
Qué triste esta pena
que me gana, me desvela.
Qué tortuosa condena.
Qué triste
ver romperse promesas,
y que se griten
o, peor, susurren blasfemias.
Qué triste que no me veas
aunque yo me muera.
Qué amarga mi ausencia de ideas.

Qué pesar me causa
que los años creen barreras,
que el tiempo sea distancia.
Qué triste es abrir los ojos
y darse cuenta.

Qué triste, como la canción.
Triste el olvido, triste el adiós.
Triste el oculto lamento infinito
que trae ser vencido
por un mudo "no"
a lo que pudo ser y nunca se dio.

Triste no ser elegido
para dibujar alegría en los ojos divinos
aunque sienta que su destino
está escrito en los míos.
Triste el temor a uno mismo
y sentirse indefenso como un niño.

Triste el final
y acercarse a él sin freno, como un imán.
Qué triste que todo acaba
y de un segundo a otro no queda nada.