Tú no deberías ser nadie,
y hasta deberías molestarme.
En cambio tu sonrisa es mi aire.
No puedo respirar;
no tardes.
Se supone que esté en mi mundo
y tú en el tuyo,
pero me sacas del mío
sin querer con tus ojos,
con su ternura y su brillo.
Tengo que hacer caso a los consejos
que unos amigos me dieron,
pero no puedo ignorarte.
Me resulta difícil fingir
que no eres interesante.
Quise enamorarme de otro
al pensar que eres imposible.
Vi extranjeros y músicos muy talentosos,
pero alguien que te supere no existe.
Si fácil llegas, fácil te irás.
Eso me lleva a pensar
que si no me rindo ahora
no te alejarás jamás.
Quédate conmigo, Señor Shangri-la.