Viniste a mi casa por mí
y me llevaste a la feria
y lejos, a ver las estrellas.
La otra noche tomé tu mano.
Ni siquiera te volviste,
porque no es nada extraño.
Sólo sonreí. Sólo sonreíste.
El otro día te escribí una carta
y la otra noche te la leí.
Y me dijiste «Fermata,
nadie más me había escrito así.»

La otra noche conocí a tus padres,
a tus hermanos, y más tarde
me llevaste con tus amigos.
«Que se acostumbren,
porque todo el tiempo estaré contigo.»
La otra noche estaba llorando
porque no podía con física.
Te llamé y llegaste, calmado.
Aunque no te interesan esas cosas,
me ayudaste con sólo estar a mi lado.
El otro día estaba frustrada,
¿por qué sólo en la noche me amas?
Supe cuando desperté en la mañana…
que solamente te soñaba.

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