No me juzgues, lo escribí en la carretera.
Cuando me quieras,
seguiré escribiéndote poemas.
Encontraré palabras más bellas,
con un mayor significado
detrás de ellas.
Dime que me quieres
y cantaré aun más fuerte
para que te me unas
y escuche, atentamente,
lo que sientes.
Cuando lo oiga, sienta, lea
o simplemente lo sepa,
voy a cubrirte de bien y de paz,
y a librarte de la tristeza y el mal.
Cuando me quieras,
voy a callar mis penas
y esperaré a tu hombro para llorarlas.
Pero no tendré que esperarte
para celebrar mis alegrías,
porque, cuando nos queramos,
ésas serán tan tuyas como mías.

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