Tengo guardadas aquí
las palabras que quieres oír.
Ojalá esos poemas
te los hubiera escrito a ti.
Ojalá que el espacio
que existe entre nuestros labios
dejara de existir
al menos unos segundos.
Anoche pude haberte invitado a mi mundo,
pero todavía lo dudo.
Todavía me pregunto
si llevamos el mismo rumbo.
¿Adónde vas, que me llevas contigo?
¿Escondes más detrás de tu rostro enrojecido
que sólo el calor que guarda tu abrigo?
Respóndeme y verás
que no pierdes tu tiempo.
Levanta la mirada de este trozo de papel
y cuéntame qué tanta razón tengo.

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