Déjate enamorar.
Yo sé que el amor es turbio,
pero el único nudo
que haré en tu garganta
será el de tu corbata,
Déjate de alejar.
Pronto te harás famoso
y te voy a escuchar
del otro lado del televisor
y no de la bocina de mi celular.
Déjate alegorizar.
Disculpe, seño,
¿a cuánto tiene el metro a la cuatro
de no soledad?
Ven, Señor Shangri-la,
que tú puedes darme, al mayoreo,
amor sin maldad.
¿Y si me dejas hacerte feliz?
Tengo ganas de escuchar
nuestra música junto a ti.
Vamos a cantar
o a hacer tarea, da igual.
Déjate de cosas de adultos.
Vamos al fin del mundo
o quedémonos aquí.
Juguemos en el parque de los columpios;
siéntete como un niño junto a mí.
Déjate llevar.
Sonríeme una vez más.
Te quiero, Sr. Shangri-la.
¡Te quiero de verdad!

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